Es la inflamación crónica del borde de los párpados.
Es un padecimiento muy frecuente, pero subdiagnosticado (en muchas ocasiones es pasado por alto en una revisión por médicos oftalmólogos y no oftalmólogos).
La superficie ocular es un microambiente delicado que requiere de una buena lubricación y función palpebral para estar sano. La córnea, por ejemplo, es un componente importante de la superficie ocular, y es uno de los dos lentes naturales del ojo.
La película lagrimal recubre y nutre la superficie ocular, y se conforma por tres capas:
-Mucosa: Promueve la adherencia y distribución uniforme de la lágrima en toda la superficie ocular.
-Acuosa: Forma la mayor parte de la lágrima y contiene proteínas, electrolitos, oxígeno, glucosa y otros elementos.
-Lipídica: Retarda la evaporación de la lágrima y crea una superficie refractiva lisa.
En el margen de los párpados, por detrás de las pestañas, se encuentran las gándulas de Meibomio (aproximadamente de 20 a 30 en cada párpado). Éstas se encargan de secretar el meibum, principal componente de la capa lipídica. Gracias a esta capa, la lágrima permanece más tiempo en la superficie del ojo.
¿Cómo se clasifica la blefaritis?
Existen dos tipos de blefaritis: anterior y posterior.Blefaritis anterior: Ocurre una sobrecolonización de bacterias en el margen del párpado (principalmente estafilococos). Estas bacterias, que normalmente se encuentran en la piel, proliferan y generan una reacción inflamatoria que causa cambios en el margen del párpado (dilatación de los vasos, enrojecimiento, irregularidad), y se puede asociar con formación de “caspa” en las pestañas, así como collaretes que rodean la base de las mismas.
También puede haber una sobreproducción de grasa (seborrea), la cual puede formar costras y alterar la película lagrimal.Blefaritis posterior: Se caracteriza por la mala función u obstrucción de las glándulas de Meibomio. La secreción de estas glándulas se endurece o se hace más viscosa y se estanca, algunas veces formando tapones que se observan a simple vista. La lágrima se vuelve inestable por insuficiencia de la capa lipídica, lo cual causa un ojo seco evaporativo.
Es frecuente que se formen orzuelos o chalaziones (comúnmente llamados “perrillas”), porque las secreciones retenidas pueden causar una inflamación con o sin infección. La blefaritis anterior y posterior con frecuencia existen simultáneamente, en diversos grados.
¿Qué síntomas causa o cómo puedo saber si tengo blefaritis?
La blefaritis puede causar una gran diversidad de síntomas, los cuales varían de persona a persona. Los principales son: ardor o dolor ocular, comezón (en ojos o párpados), enrojecimiento (en ojos o párpados), sensación de arenilla o de “basurita” (cuerpo extraño), irritación, resequedad, lagrimeo excesivo, visión borrosa fluctuante, entre otros.
Los síntomas pueden ser desde leves hasta severos. Suelen ser peores al despertar, pero pueden presentarse a lo largo de todo el día. Estos síntomas no son exclusivos de blefaritis. Existen otros problemas de la superficie ocular que pueden causarlos.
¿Puede complicarse o llegar a causar algo grave?
La inmensa mayoría de los pacientes con blefaritis no desarrolla ninguna complicación de importancia. Es decir, además de los síntomas molestos, es extremadamente raro que se comprometa la visión. En pocos casos, sobre todo los relacionados con rosácea o dermatitis, se pueden presentar alteraciones corneales importantes que disminuyan la visión, o causar síntomas más incapacitantes.
¿Cuál es el tratamiento?
La base del tratamiento es la higiene palpebral. Esto se logra mediante el lavado de párpados y pestañas, la aplicación de calor local y el masaje y expresión de las glándulas. Generalmente la higiene palpebral se realiza por el mismo paciente en casa, pero en algunos casos, el médico puede realizar además este procedimiento en el consultorio, usando instrumentos especiales y bajo visualización con lupas magnificadoras o microscopio.
Adicionalmente, el oftalmólogo puede prescribir uno o varios de los siguientes tratamientos:
- Lubricantes: En forma de gotas, geles o ungüentos. Preferentemente libres de conservadores.
- Antiinflamatorios tópicos
- Antibióticos tópicos y orales
- Antihistamínicos tópicos
- Suplementos alimenticios